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viernes, 5 de mayo de 2006

El Último Beso



El año no lo recuerdo, el mes tampoco, el día menos, sólo recuerdo que estaba lloviendo…

Habíamos quedado de juntarnos a las cuatro de la tarde. Eran las cuatro y cuarto y aún no llegaba…

El lugar sería el de siempre, aquel hermoso café donde comenzamos, aquel café donde nos juntábamos hace ya dos años…

Cuatro veintitrés… No daba señales de vida, mi celular no había sonado en todo ese rato y la angustia ya comenzaba a corroerme…

Cuatro treinta… Nada, vi pasar a muchas personas… pero ninguna de ellas era la que yo esperaba…

Cuatro cuarenta… mi chaqueta comenzaba a ceder ante tanta agua, fue mala idea comprarla en el persa, no había notado el hecho de que con unas cuantas horas de lluvia ya comenzara a pasarse… Debí haberle hecho caso a mi madre cuando me dijo que compraría otra con su “súper-tarjeta de tienda grande”

Cinco para las cinco… No aparecía. Comenzaba a preocuparme… ¿y si le pasó algo?, ¿y si su padre la descubrió y no la dejó venir?, ¿y si el vehículo en el que venía chocó con otro?... todo ese tipo de preguntas desfiló en mi cabeza una y otra vez, la angustia se hacía insostenible y el único “remedio” para ese tipo de angustia lo había dejado hace ya un año…

Cinco en punto… la angustia se transformó en desesperación, la mitad de “el remedio prohibido” ya se había transformado en humo… De pronto una silueta familiar se acercaba a gran velocidad.

Cinco y cinco… había llegado, se notaba cansada, como sí hubiera corrido una enormidad.

- La micro quedó en pana a dos cuadras de mi casa…

La excusa me pareció válida, las micros de esta ciudad ya están más que obsoletas… parece impresionante el hecho de que pasen la revisión técnica.

- No te preocupes, yo también llegué hace poco – mentí – mi madre no quiso pasarme el auto así que me vine en colectivo…

Noté algo raro en su mirada, no le di mucha importancia, pensé que el hecho de que había llegado tarde aún la tenía algo avergonzada.

Dejé mi chaqueta cerca del calefactor del local, fui al baño a secarme un poco el pelo, ella había ordenado por ambos: un café para cada uno y un trozo de ese pastelito que ella tanto adoraba, obviamente para ella. La lluvia cesó.

Me pareció extraño el hecho de que haya ordenado ella, por lo general lo hacía yo… se notaba algo apurada.

- ¿Qué te pasa? – pregunté –
- Nada – dijo, mirando como subía el vapor de mi chaqueta al techo –
- No me mientas…
- Esteee… gracias… – le dijo a la camarera que trajo las tazas de café –
- Desde que llegaste que te noto extraña, me corriste la cara cuando te iba a saludar…
- Es queee…

Intuía lo que pasaba y lo que mi conciencia me decía no era algo muy bueno…

- Esto va mal – dijo –
- ¿a qué te refieres? – pregunté, como si no lo supiera –
- Tú… yo… no es como antes… ¡ay!...
- ¿Quieres dejar todo hasta aquí? – pregunté, después de quemarme la lengua con un sorbo de café –

Asintió con la cabeza, luego de eso vi un pequeño brillo resbalar por su mejilla.
Hubo un silencio, nuestras miradas no querían cruzarse, de pronto el silencio se quiebra debido a su celular que recién había comenzado a sonar.

- ¿Sí? – contestó, y dejó escapar un sollozo –

Poco se oía de la persona que estaba al otro lado del teléfono, lo único que distinguí fue una voz masculina.

- OK, voy en seguida
- ¿Quién era? – pregunté –
- Mi padre…
- ¿Y?
- Me descubrió cuando venía hacia acá, por eso me demoré… discutimos – dos lágrimas brotan de sus ojos y caen, un sollozo se escapa – me dijo que si no terminaba esto lo iba a lamentar…

Me quedé estupefacto, no atiné a decir nada, me enojaba demasiado el hecho de que esto se acabara debido a una manía de su padre, pero más me enojaba el hecho de que la hubiera amenazado…

- ¿T-te amenazó?

Ella asintió con la cabeza y me abrazó fuertemente…

- Te amo – dijo entre sollozos –
- Yo igual… pero, ¿no te dio algún otro motivo?
- Me dijo que fue novio de tu madre, hasta que ella lo traicionó con su mejor amigo – dijo al momento en que me soltaba y trataba de limpiarse la cara – me dijo, también, que el día en que terminaron todo ella…

En ese momento estalló en llanto, lloraba a mares, yo trataba de mantenerme firme y de secarle sus lágrimas, sin embargo una se resbaló por mi mejilla

- ella le dijo que estaba esperando un bebé – dijo una vez que se había calmado un poco – aún así mi padre terminó la relación porque si hay algo que él no soporta es la traición – hubo una gran pausa – diez años después se enteró que ese niño…

Intuía lo peor, traté de no escuchar pero, pese a su voz tenue, escuché…

- Eras tú…

Todo calzaba, nunca conocí a mi padre y mi madre tampoco estaba de acuerdo con esta relación pero por sobretodo calzaba el hecho de haber encontrado una fotografía del padre de ella en los “cachivaches” de mi madre cuando yo era muy niño…

- Perdóname…

Oculté mi rostro un momento, no quería que me viera llorar…

- No tengo porqué hacerlo, nosotros no tenemos la culpa de los errores de nuestros padres…

Una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Su celular sonó otra vez…

- ¿Sí?... ya me voy
- Supongo que este es el adiós, ¿no?
- Así es…
- Te amo…
- Yo igual, pero esto no puede ser, no debemos vernos más…
- Supongo…
- Adiós…

Nos fundimos en un abrazo y en un beso con un sabor amargo, nunca había sentido ese sabor tan amargo… “el sabor de la pena”, le llamé. Luego la vi alejarse lentamente…

Me quedé sentado en su silla, viendo como se iba… pensaba en que jamás la vería, jamás vería sus hermosos ojos pardos ni sus dulces labios rosados… Jamás.

Pagué la cuenta y me fui, el sol había salido, boté el resto de los cigarrillos pensando en que a ella no le hubiera gustado que yo fumase en un momento como este…

Decidí ir a casa caminando para despejarme un poco (o al menos tratar de hacerlo), mientras caminaba pensaba en estos dos años, estos dos hermosos años llenos de felicidad y amor…

Llegué a mi casa y me miré en la ventana que daba hacia fuera, luego miré el hermoso cielo azul

- Amo los días de lluvia, ya que las lágrimas que caen del cielo se confunden con las mías y así nadie nota lo triste que estoy...

Luego de esta triste “conclusión” me quedé afuera, mi madre llegaría tarde hoy y yo, para variar, había salido sin mi llave.

6 comentarios:

  1. Pollo!!

    Creo que alguna vez leí algo tuyo hace ya varios años, algo que me mostraste entre unas hojas de un cuadreno de castellano... había olvidado tu beta literaria... está rebueno... triste también... pero así es el amor muchas veces...

    estás hecho todo un blogger, ya hasta escribes con guines entre las palabras... jejeje

    un abrazo, nos estamos leyendo

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  2. X si acaso.... yo lo inventé... sólo me basé en la imagen q aparece arriba... esop...



    Chau

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  3. Anónimo07:44

    ¡Demasiado triste tu cuento!. [Nótese que siempre que empleo la palabra triste es sinónimo de bueno, genial, agradable o excelente]. Saludo.

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  4. Hermoso tu cuento, me dio penita tienes un gran talento sigue cultivandolo , nus vemos ^^

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  5. Anónimo02:20

    no se k decir... me dejaste mal cn ese cuento... no se como k m dejaste sin palabras era demasiado triste
    m dio mxa pena, pero mientras mas pena m daba mas m acordaba d k era un cuento xD jaja eso siempre me pasa en las peliculas x eso no puedo llorar en las peliculas jaja, peor d verdad.. muy lindo cuento y definitivamente
    deberias escribir mas cuentos
    (no solo pq m gusta leer cuentos, sino pq d verdad son buenisimos) yapues ojala k sigas escribiendo asi y esoo

    Tiix

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