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viernes, 8 de octubre de 2010

Bienvenido, gigante

Recuerdo que lo vi por primera vez en Chillán, cuando aún vivía allá todos los días, era grande y gordo, aparentemente inabordable, pero cada vez que lo veía mis ganas de obtenerlo se acrecentaban.

Cuando llegué a Concepción lo volví a ver en "la diagonal", estoico y con esos bordes color dorado que me encantaban, su valor no sobrepasaba los 50.000 pesos, pero para un mechón con la plata justa para sobrevivir, era demasiado...

Esa fue la última vez que lo vi por estas tierras, hace un año supe de su existencia, grande fue mi alegría, "aún existe"- me dije, volviendo a guardar su recuerdo en mi mente- sin emabrgo no pude verlo. Quería tomarlo, sentir su peso, verlo de frente y por todos lados.

Hoy me desperté y me dije "Hoy será el día en que será tuyo", toda la mañana giró en eso, pese a las cosas académicas que tenía. Terminada la labor fui a su encuentro.

Fui al lugar donde supe que estaba. Cuando pregunté por él me dijeron que aún estaba y que estaba guardado, fue cuando pedí verlo. Me lo trajeron envuelto, era pesado y grande, el hecho de tenerlo en mis manos, mis mundanas manos, hacía que mi corazón se acelerara.

- ¿Qué precio tiene? -pregunté-
- creo que está a 40 -dijo él- no, está a a 65 -dijo un compañero de él-
- me lo llevo -dije seriamente, no pensé que esa frase podía ser tan solemne-
- pase por al lado...

Pagué y me fui feliz, era un sueño de juventud que había cumplido.

Mientras iba a casa a almorzar pensaba en como mis ahorros habían desaparecido en 5 minutos, fue un gran sacrificio (tan tacaño que soy a veces), sin embargo el sentir el peso y verlo en mi mochila hacía que todo eso se desvaneciera.

Y llegó el momento, estaba en mi pieza, solo frente a él. Cuidadosamente rompí su empaque, lo saqué y sentí la suavidad de su cubierta, al abrirlo vi asombrado lo que contenía, era perfecto, casi tal cual como me lo imaginaba, era hermoso... y era mío.

Este tipo de cosas me recuerda mi niñez y esa capacidad de asombro infinita... Ese lomo, esas páginas, esas ilustraciones, esos apéndices... Era sublime.

Al fin eres mío, al fin tengo la edición que siempre quise de tí, desde que te vi siempre quise tenerte y ahora que te tengo a mi lado podré leerte cuando quiera...

Bienvenido, "El Señor de los Anillos, de John Ronald Reuel Tolkien - Edición conmemorativa del centenario de su autor", pasa y toma el lugar que dejé para tí, eres el primero de muchos libros que vendrán, serás el encargado de recibirlos y contar la historia de como fue que un joven de pelo largo te sacó de la Librería donde estabas oculto, te llevó a su casa, incursionó en tus páginas y sonrió como hace años no lo hacía.

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