Cuando llegué a mi casa el fin de semana vi una rosa solitaria en el antejardín, estaba abriéndose y era rosada.
Nunca pensé que me llamaría tanto la atención, más bien dicho, nunca pensé que aparecería ante mi; siempre vi una serie de palitos puestos en la tierra, nunca imaginé que iba a brotar algo de alguno de ellos.
Por un momento me imaginé cubriéndola con una campana de cristal y limpiando cráteres.
Y lo mejor... Es que no hay nada metafórico en esto, simplemente fue un momento mágico.
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